D e s p u é s
Tumbado, casi demolido, yacía su cuerpo, y parecía hundirse cada vez mas en el hueco que separaba al colchón de la pared.
Su desnudez desbordaba mis ojos, rebalzaba en forma de lágrimas que indoloras concluían su recorrido en la comesura de mis labios rotos.
Y yo no quise indagar acerca de los caprichos de mi mente, que convertían la belleza en llanto.
Besé su frente, y me entregué al ritmo de su respiración.
Me deslumbró violeta.
Me acarició madrugada.
Me disolvió en el secreto que murmuró su olor.
Yo también.
Su desnudez desbordaba mis ojos, rebalzaba en forma de lágrimas que indoloras concluían su recorrido en la comesura de mis labios rotos.
Y yo no quise indagar acerca de los caprichos de mi mente, que convertían la belleza en llanto.
Besé su frente, y me entregué al ritmo de su respiración.
Me deslumbró violeta.
Me acarició madrugada.
Me disolvió en el secreto que murmuró su olor.
Yo también.