sin-ismos

domingo, octubre 15, 2006

6 AM

hay veces en las que uno agradece el amanecer
ese que apaga las soledades del silencio
que mata monstruos escondidos debajo de la cama
y fantasmas peregrinos,
el preciso instante en el que vuelve a existir el mundo
alivio de cuerpos perdidos.
de eso hablabamos
y cantó un gallo.
veíamos relampagos desde la terraza
pero ella preguntó si no habían sido "estrellas voladoras"
y prefrimos no responder.

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