sin-ismos

jueves, septiembre 28, 2006

Denise

Ella era diferente, era nueva, venía de otro lugar, era callada, perfecta víctima de la crueldad ingénua de mis 9 años.
Última hora. Timbre.
Ella sonreía y se ubiacaba en la fila, esperando la órden para salir del colegio.
Yo, siempre a su espalda.
Sólo una misión: desabrochar su mochila (tambien diferente y digna de burla) sin que se diera cuenta. Y lo lograba, y me reía, y encontraba en la mirada de mis compañeros la complicidad de quien guarda un secreto compartido, la tratabamos de idiota, la delirabamos.
Despues crecí.
Así pasaron los años, muchos años.
Nunca fuimos amigas, pero terminamos llevandonos bien.
Despues de que egresamos dejamos de vernos, de recordarnos, de importarnos.

Hace un par de sueños la encontré en la facultad, nunca nos habíamos cruzado ahí, asi que nos emcocionamos y entre "que hacés tanto tiempo", "que es de tu vida", "que estás cursando", le confesé mi secreto. Le conté acerca de la fila, su mochila y las risas.
Me miró tan introvertida como siempre, pero fresca, avivada, y sólo dijo: "ya lo sabía, porque me daba cuenta, pero no decía nada porque sabía que te ibas a cansar de molestarme con el tiempo, además, yo me burlaba de vos, de que no entendieras que parecer diferente no me hacía diferente... estoy apurada, llego tarde a clase, lindo verte, cuidate."
Me la quedé mirando mientras se iba, inmóvil en el medio del pasillo, en silencio.

No supe pedirle perdón ni decirle que tenía razón. Quería contarle que con el tiempo ya lo había entendido.

Ojalá volvamos a vernos pronto, me gustaría tomar un café con vos.

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