Game Over
dijeron que no podían olvidar,
ninguno de los dos.
que despues de mi había un vacío,
que los poseía un encantamiento
y que no podían olvidar,
ninguno de los dos.
yo creo que exageran,
pero me reconforta.
les di todo
no supieron qué hacer con tanto,
y ahora que no tienen nada
volvieron a buscarme
(en vano).
hoy les duele a ellos
pero fui yo quien se ahogó en lágrimas.
se hubieran acordado a tiempo
me hubieran querido a tiempo.
ni se conocen,
y sin embargo los une
la misma actitud
la misma sensación
y mi rencor.
game over
para los dos.
3 Comments:
At 29 julio, 2006 19:59, Vic said…
siii comela putooo
jajajaj
te quiero amiga!
At 02 agosto, 2006 01:51, Anónimo said…
>>Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesitas papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
Pero ella no estaría ahora en el puente. Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras habitaciones de falsos estudiantes, aún así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la Terraza de un Café o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico. La Maga acababa por levantarse y daba inútiles vueltas por la pieza. Más de una vez la vi admirar su cuerpo en el espejo. Nunca pude resistirme al deseo de llamarla a mi lado, sentirla caer poco a poco sobre mi, desdoblarse otra vez después de haber estado por un momento tan sola y tan enamorada frente a la eternidad de su cuerpo.
Lo que verdaderamente me exasperaba era saber que nunca volvería a estar tan cerca de mi libertad como en esos días en que me sentía acorralado por el mundo Maga, y que la ansiedad por liberarme era una admisión de derrota.<<
At 02 agosto, 2006 17:53, Anónimo said…
>>Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesitas papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
Pero ella no estaría ahora en el puente. Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras habitaciones de falsos estudiantes, aún así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la Terraza de un Café o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico. La Maga acababa por levantarse y daba inútiles vueltas por la pieza. Más de una vez la vi admirar su cuerpo en el espejo. Nunca pude resistirme al deseo de llamarla a mi lado, sentirla caer poco a poco sobre mi, desdoblarse otra vez después de haber estado por un momento tan sola y tan enamorada frente a la eternidad de su cuerpo.
Lo que verdaderamente me exasperaba era saber que nunca volvería a estar tan cerca de mi libertad como en esos días en que me sentía acorralado por el mundo Maga, y que la ansiedad por liberarme era una admisión de derrota.<<
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